martes, 30 de noviembre de 2010

Al bajar del escenario

El poeta se sentía muy orgulloso de sí mismo. Había hecho un recital impecable y la gente lo había sabido valorar, pues los aplausos hicieron retumbar las paredes de la pequeña sala, o al menos eso le pareció a él. Cuando pasó por al lado de los presentadores, éstos le dirigieron una sincera sonrisa y le dedicaron un gran “enhorabuena, lo has hecho genial” que le supo a gloria.

Ocupó su sitio entre las miradas de los asistentes y fingió contemplar al siguiente participante mientras intentaba recuperarse del subidón de adrenalina.

Relatos

¡Más secciones!

Llevo un tiempo (desde que empecé el blog, básicamente) preguntándome si debo abrir esta sección o no, pero hoy lo he visto claro.

No sé muy bien cuánto durará o cada cuánto la actualizaré, pero de momento voy a empezar con algo que acabo de escribir. Si no escribo nada más (cosa que en realidad dudo) pues ahí queda eso.

lunes, 29 de noviembre de 2010

El experimento


No funcionó.
La decepción se podía leer en las caras de la docena de chavales que rodeaban el viejo televisor. Muchos negaban con la cabeza, otros se echaban las manos a la cara y otros simplemente se habían quedado con la mirada perdida. Cuando la bombilla de la pequeña habitación titiló todos pensaron que lo conseguirían, pero la imagen en la pantalla apenas duró unos segundos.

De pronto uno de los adolescentes miró al profesor de ciencias y, con gran esperanza, dijo:

-Intentémoslo de nuevo.

Y éste sonrió para sus adentros. Claro que había funcionado, había creado un nuevo científico.

PD: Dedicado a todos los que fueron motivados por algún profesor a hacer lo que hacen, y especialmente a la gente de Física de Sevilla, que gracias a ellos me animé a mostrar mis relatos.

Lo prometido es deuda.

Aquí empieza la sección de microrrelatos. En general, todos los escribí con la misma estructura, por así decirlo, alguien me daba una frase inicial y yo escribía un microrrelato (o varios) con ella, por eso en algunos casos los inicios son iguales (había que aprovechar la inspiración).

Os dejo con los microrrelatos no sin antes recomendaros que intentéis escribir alguno, es más fácil de lo que parece y más si tienes una frase inicial. Es más, si alguien escribe alguno con alguna de las frases con las que yo empiezo, le invito a publicarlo como un comentario.

Reactivación

Muy buenas a todos.

Últimamente la actividad del blog ha sido bastante escasa, entre otras cosas porque no estaba muy seguro de si la gente lo seguía y eso ha hecho que me duerma un poco. Pero este fin de semana he visto que sí que hay gente que me sigue y algunos de ellos a diario (va por ti Ale), lo cual ha hecho que me anime un poco y cambie mi actitud respecto al blog, así que a partir de ahora intentaré publicar más a menudo. 

Además, para celebrarlo voy a crear una etiqueta nueva: Microrrelatos, cuyo nombre, a pesar de ser corto, considero muy descriptivo.

Pues nada, a ello voy.

PD: Por cierto, no sabía que para escribir comentarios había que estar registrado. Ya lo he cambiado así que puede escribir todo el mundo sin problemas.

martes, 16 de noviembre de 2010

Aclaración importante

Hay algo que quiero aclarar en relación con las cosas que publico. Mi principal intención con el blog es promover de alguna manera la reflexión, compartir las mías y si queréis, también las vuestras mediante los comentarios. No utilizo el blog para desahogarme, para escribir poesías sobre mi estado de ánimo o como confidente o amigo que me escucha ni nada por el estilo, simplemente de vez en cuando reflexiono sobre algunas situaciones y lo escribo, generalmente poniendo más interés en aportar un punto de vista diferente que en describir una situación totalmente realista.

Con esto quiero decir que las teorías, las reflexiones y demás no están relacionadas con mi estado de ánimo, más que nada porque si fuera así no lo publicaría en un blog. Así que (y esto va para la gente que se puede preocupar) tranquilos, si me pasa algo no os enteraréis por aquí, jeje.

Teoría del vómito


En la vida hay pocas cosas que sean realmente exclusivas. Incluso comportamientos que pensamos que son irrepetibles, los repetimos en situaciones totalmente distintas. Un ejemplo de esto es la teoría del vómito.


Cortar con alguien es como vomitar, no por lo desagradable (que también) sino porque en ambos casos se realiza el mismo proceso. Para ver la similitud vayamos paso por paso.

Imagínate que estás en la cama y tienes el estómago revuelto. Intentas dormir, pero no puedes, te duele la barriga y te encuentras mal. Cuando ya ha pasado una hora, empiezas a darte cuenta que lo más probable es que tengas que vomitar. Intentas obviarlo, pensar en otra cosa, dormirte de nuevo, si lo consigues quizá se te pase y no tengas que vomitar, quizá sea solo una cosa pasajera, piensas esperanzado. Por otro lado, sabes que cuando vomites te vas a encontrar mejor, te vas a sentir más liberado y vas a poder dormir bien, pero aun así, no quieres hacerlo, porque es algo, no doloroso pero sí muy desagradable y que cansa. Al final decides dejar de pensar en eso, intentar dormir y aguantar hasta que fisiológicamente no puedas más, así si se te pasa, pues mira que bien y si no, pues es que no podías hacer otra cosa. Al rato la situación se hace insostenible, por mucho que intentes pensar en otra cosa o fingir que te encuentras bien el malestar está ahí y finalmente, vomitas.

Vomitar es desagradable, ya lo sabemos todos, se pasa mal y luego hace falta rato de recuperación en el que escupes unas cuantas veces, te lavas la cara y los dientes, pero luego, pasado ese rato de recuperación te sientes mucho mejor, mucho más liberado, como si te hubieras quitado una carga de encima, ya no hay malestar, ni dolor de estómago ni paranoia de qué hacer, ya puedes dormir a gusto sin tener que pensar en nada. Es más, cuando ya estás en ese estado sueles mirar para atrás y decir: “Pues en verdad no ha sido para tanto y ahora estoy mucho mejor, la próxima vez vomito al principio y no paso mala noche” Pero todos sabemos que la próxima vez harás exactamente lo mismo, intentarás aguantar todo lo posible para evitar vomitar y al final te levantarás a las 5 de la mañana para acabar tu suplicio y, cómo no, dirás que la próxima vez será distinto.

Hasta aquí he relatado lo que, al menos en mi caso, suele ser un episodio normal de una noche de indigestión normal (no etílica, que esas suelen ser de otra forma). El caso es que este mismo proceso se repite en otra situación.

Imaginémonos lo siguiente: Estamos en una relación que ya no nos satisface, que nos pide más de lo que le podemos/queremos dar y no hay indicios de que la cosa vaya a cambiar, si no es para peor. Te planteas cortar, pero sabes que eso es doloroso y desagradable, así que, como tampoco estás muy seguro de que todo esto no sea más que una racha por la que estás pasando, decides esperar a que la cosa se ponga peor. Tú en el fondo sabes que, aunque te gustaría (para evitar cortar) que realmente fuera una racha, no lo es, pero aun así decides esperar hasta que la situación se haga insostenible, esperar a que no tengas otra alternativa, a que tu organismo haga de forma natural lo que tú no quieres hacer por tu cuenta, es decir, esperas hasta que un día estalles de forma incontrolada y lo mandes todo muy lejos, rápido y sin responsabilidad.

Y al final ese momento llega... y estallas. Sí, es desagradable y luego te quedas agotado emocionalmente, pero con el paso del tiempo (tampoco demasiado) te vas dando cuenta de que te sientes más liviano, como si te hubieran quitado una carga de encima, te sientes libre para hacer otras cosas que te apetecen y que antes no podías o no sentías que podías. En ese estado, cuando miras para atrás piensas que por qué no lo habrías hecho antes, el momento de la ruptura y sus consecuencias no fueron tan horribles como lo imaginado, mucho peor fueron los momentos de reflexión intensa y paranoia aguda con el tema. No merecía tanto la pena dar tantas vueltas en torno a cómo iba a ser todo.

Y es que vomitar es desagradable, pero es natural.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Reflexión de la fábula del burro indeciso

Siempre me he considerado más una persona de reflexión que de acción. Contemplar las distintas posibilidades y estudiarlas antes de tomar una decisión es algo que me ha salvado en muchas ocasiones de grandes fracasos, pero también he dejado de hacer otras muchas cosas porque la conclusión de dicho análisis no era positiva, habiendo resultado más tarde un claro error.

Con el tiempo, me he dado cuenta de que un fracaso no es siempre la peor opción, muchas veces lo peor es no intentarlo.

Como ya he dicho, el análisis previo es casi obligatorio, pues soy consciente de que unos segundos o minutos de reflexión pueden ahorrar muchos de trabajo, pero he descubierto no solo que los razonamientos no siempre son eficaces, sino que hay veces que el mero hecho de realizarlos exhaustivamente es un error en sí mismo.

Un ejemplo es tardar más tiempo en elegir qué camino tomar para ir a un sitio que la diferencia de tiempo que hay entre recorrer un camino u otro.

Otro, quizá más claro, la fábula del burro a la que hace referencia el título.

Fábula del burro indeciso


                        


Un burro que se está muriendo de hambre vaga por un camino hasta que llega a un lugar paradisiaco: a su derecha, se extendía esplendoroso un enorme campo de trigo. Las doradas espigas resplandecían con la luz del sol.

Fue a dar un paso en dirección al campo de trigo cuando vio otro a su izquierda, exactamente igual que el anterior, con las mismas espigas y con la misma buena pinta.

-Mmm... ¿y ahora qué hago?, ¿cuál me como primero? -Pensó el burro. Era consciente de que probablemente no sería capaz de comerse ambos campos de trigo de forma que tenía que elegir el que fuera mejor, para disfrutar más, pero no había ninguna diferencia entre ambos, nada que pudiera decantar la balanza, eran exactamente iguales, por tanto, cualquier decisión sería correcta. Cuando se decidía por uno, pensaba “¿y por qué ese y no el otro?” y volvía al dilema.

Al final, al no poder elegir, el burro murió de hambre en mitad del camino, entre los dos enormes campos de nutritivo trigo.

Curiosidades fotográficas

De vez en cuando veo cosas por la calle que me resultan curiosas y si puedo, las fotografío. Tengo ya una pequeña colección de fotos y he pensado en compartirla con la gran porción de la humanidad que lee este blog.

Iré subiéndolas de vez en cuando, aunque os aviso de que generalmente las fotos están hechas con el móvil y son de muy baja calidad.

Aquí os dejo las primeras.


Y digo yo, ¿el que escribió el cartel no se dio cuenta de que había algo raro?



En Cambridge vi en un baño instrucciones para lavarse las manos.


Una universidad tan prestigiosa para esto...


En el comedor de Matemáticas del campus de Reina Mercedes (Sevilla)
se puede encontrar este curioso cartel:


¿Necesidad determinada por una rutina de monedas tragadas o estrategia poco sutil de márketing?

Where the hell is Matt

Hace unos años mi hermano me enseñó un vídeo de un tal Matt que se grababa bailando una curiosa danza en distintas partes del mundo. Me llamó mucho la atención y parece que no fui a único, porque una empresa de chicles lo contrató como imagen de la marca, para que siguiera haciendo eso, pero patrocinándolos. La idea está muy bien, y muchos sitios son muy bonitos, además la música está muy bien escogida.

De momento ya lleva 3 vídeos oficiales, más otros que se pueden ver en su página (como uno hecho por distinta gente emulando el baile de Matt)

Aquí os dejo los links a los vídeos y a su página web, que no tiene desperdicio

Where the hell is Matt 2005

Where the hell is Matt 2006

Where the hell is Matt 2008

http://www.wherethehellismatt.com/


Que lo disfrutéis

Acerca de viajar

En la introducción de esta sección dije que para que viajar tenga un efecto de apertura mental, es necesaria la interacción intercultural, porque esa interacción la que va a poder poner de manifiesto las diferencias culturales realmente interesantes, como puede ser la forma de pensar. Es lo que te va a permitir conocer el porqué hacen las cosas como las hacen y no solo saber que las hacen de una forma u otra. 



Me explico, puedes ir a Marruecos, comprar alfombras y volver y probablemente no hayas conocido nada de su cultura ya que la única interacción ha sido meramente comercial. Lo mismo ocurre en los cruceros (y probablemente en los viajes organizados en general), están diseñados de forma que no puedes salirte de tu rol de turista. No hay tiempo ni lugar para la interacción, todo es bajar del autobús, cinco minutos para hacer fotos y volver a subir para ir a otro monumento a repetir el proceso. La mayoría de las interacciones se reducen a  la menos agradable de todas, la comercial; regateos con alguien que piensas que te está timando, gente que te insta e invade tu espacio para que te metas en su tienda y tácticas de dudosa moralidad para conseguir alguna venta más. Esto suele llevar a conclusiones erróneas precipitadas respecto a la población del país, lo cual no deja de ser una hipocresía total, tachamos de inmorales a los que apelan a nuestra "amistad" para conseguir un euro más (cuando muchas veces realmente lo necesitan), nos enerva, nos parece sucio y ruin, pero nadie dice nada cuando se mantienen guerras y se permiten auténticos genocidios (como el de Ruanda hace tan solo 15 años, en 1995) por conseguir materias primas más baratas que reduzcan el coste final de los productos ¿Acaso eso no es inmoral? Es más, ¿acaso es posible una comparación?



Pero volviendo a la interacción a nivel personal, puedes ver que si te paras a hablar con la gente, si te sales de ese rol de turista que no le importa nada ni nadie y que solo va a ahí a consumir (ya sean monumentos, alfombras, o lo que sea) y te interesas un poco por lo que te rodea, entonces quizá ellos hagan lo mismo contigo y te dejen de ver como una simple posibilidad de conseguir dinero, y entonces te darás cuenta de que las cosas no son como pensabas. Es en este momento cuando puede empezar tu aprendizaje.

Esto no quiere decir que solo puedas aprender de otra cultura hablando con la gente del lugar, de ninguna manera, no hace falta hablar, pero sí interesarse por el entorno. Por ejemplo, cuando fui a la India me sorprendió ver la cantidad de tullidos que había en las calles, pero más me sorprendió la explicación que me dio la gente con quien iba. Al parecer, aunque el sistema de castas ya se abolió el siglo pasado, aún se mantiene socialmente, de forma que si has nacido en la casta de "los intocables" (la más baja de todas) tu única opción para sobrevivir es la mendicidad, y el mendigo que más gana es el que más pena da así que los familiares hacen todo lo posible para que su hijo sea el mejor en su campo, el más próspero. El resto os lo podéis imaginar... es brutal. 

Para ver esto no hace falta hablar con nadie, solo verlo e interesarte, y así poco a poco puedes ir comprendiendo la situación del lugar, los comportamientos de sus habitantes y demás, lo cual es muy interesante porque de repente te planteas situaciones que en tu vida normal nunca te plantearías porque las ves demasiado alejadas de la realidad, y eso abre la mente, aunque generalmente no te das cuenta hasta pasado un tiempo.

Ya comenté que cuando empecé a viajar dudaba sobre la veracidad de la expresión "viajar abre la mente". Yo la cambiaría por "viajar puede abrirte la mente con el tiempo, si te interesa", aunque soy consciente que no tiene demasiado gancho.

Aún no he podido expresar todo lo que ronda mi cabeza, así que probablemente vuelva a publicar una entrada relacionada con esta, pero matizando algunos aspectos.



Viajes

Una de mis mayores aficiones es viajar.



Al principio lo hacía por diversión, y de hecho, lo de que "viajar abre la mente" me parecía más un topicazo que una realidad, pero con el tiempo y con los viajes he ido cambiando de opinión. Aunque es cierto que el hecho de viajar no tiene por qué implicar ningún cambio en la persona, sí creo que puede propiciar la reflexión en distintos ámbitos, pero para ello hay que querer implicarse.

Esta afirmación venía seguida de una reflexión, pero cuando me he dado cuenta, lo que pretendía ser una introducción se ha convertido en algo un poco más amplio y concreto a la vez, así que he decidido quedarme aquí y publicar lo otro como una reflexión aparte.