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Cada tarea a realizar tiene su “momento de motivación” es decir, un momento en el que estás motivado para llevarla a cabo y que realmente te apetece hacerla. Si al final consigues realizar la tarea en dicho momento, podrás trabajar mucho más y mejor y en mucho menos tiempo, ya que al estar motivado tienes más ideas y/o recursos y trabajarás más rápido. Por otro lado, no notarás como el tiempo pasa, o al menos, no con la misma percepción de siempre, ya que al estar tan imbuido en la tarea perderás la noción del mismo. Estando motivado no dejarás nada a medias, ahora, reza porque no se te pase la motivación cuando aún no has acabado, porque si es así, despídete de ese proyecto si no para siempre, por lo menos, hasta que tengas otro “golpe de inspiración” y mucho más si el proyecto es a mediana-grande escala, lo sé por experiencia.
Todo esto está muy bien, pero normalmente ocurren dos cosas opuestas:
1. Muchas veces no se tiene una motivación especial en hacer las cosas cuando tienes que hacerlas (la mayoría de las veces de hecho)
2. Por el contrario, hay veces que quieres hacer tantas que no sabes cuál elegir.
En cualquier caso, supongo que la segunda siempre será mejor, pues al menos no te sentirás apático e inactivo.
Pero, ¿cómo es realmente el proceso de la motivación?
En cada “interacción” persona-objeto hay dos factores que determinan el tipo de relación: En primer lugar está el gusto y las aficiones personales del sujeto en cuestión. Este gusto varía, obviamente, de persona a persona, de manera que lo que le puede motivar a uno, no tenga ningún atractivo para otro. Este primer factor es el más importante, el humano, pero no el único, ya que por parte del objeto podríamos decir que cada cosa tiene algo que determinaremos como “atractivo natural”, de manera que si el “atractivo natural” de algo es muy grande estaremos prácticamente siempre motivados para hacer ese algo, aunque tengamos algo mucho más importante que hacer. En este tipo de casos no hace falta nadie que te motive ni nada que te empuje a ello, tú contigo mismo te bastas y te sobras para caer en ese tipo de cosas, (normalmente vicios). Algunos ejemplos podrían ser:
Ver la tele; jugar al ordenador o a la consola; hablar por el msm; navegar por Internet; leer cómics o revistas, o simplemente, tirarse en la cama sin hacer nada.
Como ya dije antes, cada una de estas cosas serán de alto “atractivo natural” en función de los gustos de cada uno, pero en general creo que muchos casos, están bien cubiertos de forma general. El hecho de que tengan alto “atractivo natural” no quiere decir que sean cosas malas, lo único que quiere decir que no hace falta que tengas que hacerlo para que lo hagas. El problema que tienen este tipo de cosas es que, debido a su gran poder de atracción, muchas veces eclipsan a otras posibles motivaciones probablemente más interesantes, pero que no se desarrollan por una falta de arranque, un empujón que haga darte cuenta de que puedes hacerlo y conseguir algo que quieres y que a lo mejor no puedes conseguir viendo la tele, hablando por el msm o jugando a la Play. Por eso, las conversaciones motivantes son muy interesantes, porque gracias a ellas puedes descubrir un camino que te perfeccione de alguna manera, ya puede ser económicamente, profesionalmente, y un largo etcétera, pero cualquiera de los casos siempre te va a perfeccionar personalmente, ya que siempre, además de los beneficios que hayas obtenido, te quedará el sentimiento de haber llevado una motivación tuya a buen puerto, y eso es posiblemente más de lo que puedas ganar con el beneficio en sí. El único “problema” que hay con estos “golpes de motivación” es que muchas veces destapan más de una motivación, no sabiendo entonces cuál escoger. Será en ése momento en el que te des cuenta de que habrás malgastado gran parte del tiempo invertido en las cosas de gran “atractivo natural” (ojo, gran parte, pero no todo), ya que, si ahora dispusieras de él, podrías hacer un montón de cosas de una manera plenamente efectiva. Durante ese intervalo de tiempo solo se te vienen ideas a la cabeza para crear algo, mejorar la situación actual de algo en concreto (desde tu cuarto, hasta un escrito como este, que ha surgido precisamente en uno de estos momentos). Claro que ese momento no es más que eso, un momento, y como tal no es eterno que digamos, de manera que cuando se te pase ese “momento de motivación” volverás a tu vida habitual, sorprendiéndote muchas de las veces tirado en la cama sin hacer nada, viendo cómo pasa el tiempo. Si en ese instante consigues acordarte de lo mucho que deseaste tener más tiempo en alguna de las tantas ocasiones en las que tanto lo has deseado, puede que te des cuenta de lo que está pasando y consigas activarte y ponerte a hacer cosas, pero advierto una cosa: eso es tan inusual como difícil.
Una vez aclarada la gran ventaja que supone realizar las tareas en su “momento de motivación” y descritas a grandes rasgos algunas de las sensaciones que producen los “golpes de motivación” creo que la primera afirmación de las dos que propuestas a explicación se responde sola. Pese a que todo se puede hacer en cualquier momento, parece evidente que el hecho de estar motivado para hacerlo presenta muchas más ventajas, por lo tanto, lo que hay que hacer es encontrarle las motivaciones a las cosas y centrarse en ellas, de manera que aunque no te guste especialmente lo que tengas que hacer, sepas que hay algo por encima de eso que te empuja a hacerlo, y no me estoy refiriendo a tus padres, me estoy refiriendo a algo que está dentro de ti, un reto personal que no estás dispuesto a perder y que lucharás todo lo que haga falta para conseguirlo. Por eso es tan importante encontrar las motivaciones de las cosas, y una de las maneras más fáciles es preguntarte a ti mismo, ¿por qué estoy haciendo esto? Si realmente estás motivado y quieres destapar esa motivación, (es decir, estás motivado para descubrir cuáles son tus motivaciones) no te será difícil encontrarlas. Si consigues encontrar esa motivación que te lleve hacia delante no habrá cosa que se te oponga, por mucho que te cueste superarla.
Me parece interesante lo que planteas. Añado tres cosas:
ResponderEliminara)En un proyecto a largo plazo debe existir una motivación general, es decir, que el proyecto en sí te apetezca, quieras hacerlo. Esto te ayudará a encontrar esas motivaciones de las que hablas. Pongo un ejemplo muy básico:
Tú, estudiante de física, estás interesado en la ciencia, la investigación, lo que para tí significa la física digamos. Pues esto te ayudará a que te motives con todas y cada una de las asignaturas y trabas que se te vayan presentando a lo largo de los años, más allá de la carrera. Y esto se puede extrapolar a escalas más pequeñas, es decir proyectos a medio y corto plazo. Se me ocurre ahora que cuando uno sabe que algo es por poco tiempo, suele hacerlo con más ganas, aunque creo que esto es relativo y depende de más factores.
b)Tener objetivos: No es lo mismo motivarte por terminar algo para hacer lo siguiente, que realmete hacer las cosas porque te vayan a ser "útiles" en un futuro.
c)Cuando uno realmente tiene necesidad de algo lo hace, tenga motivación o no. Es cierto que el rendimiento puede ser menor, pero para comer hay que trabajar y eso es así, no hay que buscar motivaciones. Porque realmente comer es la motivación, es una necesidad básica, primaria y prioritaria.
Aquí abro un campo respecto a que muchos, hacemos necesidades básicas, muchas que no lo son para conseguir motivarnos, para que nuestra mente y nuestro cuerpo actúen de tal forma que se concentren 100% en la actividad en cuestión...
Un abrazo Miguel, seguimos en contacto.
Estoy de acuerdo con lo que dices Raúl, pero creo que las motivaciones a largo plazo no se pueden sustentar únicamente del objetivo final, por muy importante que éste sea para ti. Me explico con el mismo ejemplo que pusiste:
ResponderEliminarPara mí la física es muy importante, la estudio no solo por su posible utilidad (que es más de lo que mucha gente piensa) sino porque es algo que realmente me gusta y de lo que verdaderamente quiero saber. Yo quiero ser un buen físico, pero para ello tengo que aprender cosas que no me gustan o que me cuesta mucho asimilar y comprender y en esos momentos la física en sí me da igual, necesito tener más alicientes, como puede ser aprobar para tener el verano libre, por ejemplo.
Por esto, creo que es más fácil acabar proyectos cortos, porque puedes hacerlo sin que pase tu momento de motivación inicial y sin tener que recurrir a motivaciones secundarias, por llamarlas de alguna manera. También es importante ver los resultados de tu esfuerzo, y esto se da más en proyectos a corto plazo que a largo.
Respecto a lo de tener objetivos, estoy totalmente de acuerdo, aunque yo lo llamaría más bien "vocación", ya que un objetivo puede ser simplemente obtener las herramientas necesarias para conseguir un fin en principio superior.
Por último, está claro que llega un momento en que la motivación no es una opción sino más bien un lujo. Si no tienes nada de dinero y necesitas hacer el peor trabajo del mundo lo más probable es que tu motivación sea escasa, aunque me parece interesante el concepto que propones de adoptar algo como una necesidad básica. Es una estrategia más como puede ser la de pensar que un examen es un día antes del real para estudiar antes y tener un día entero de repaso o cosas del estilo.
Me alegro de que hayas comentado, es sin duda el mejor comentario hasta el momento.
Un abrazo Raúl.