jueves, 15 de octubre de 2009

Momentos de motivación

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Cada tarea a realizar tiene su “momento de motivación” es decir, un momento en el que estás motivado para llevarla a cabo y que realmente te apetece hacerla. Si al final consigues realizar la tarea en dicho momento, podrás trabajar mucho más y mejor y en mucho menos tiempo, ya que al estar motivado tienes más ideas y/o recursos y trabajarás más rápido. Por otro lado, no notarás como el tiempo pasa, o al menos, no con la misma percepción de siempre, ya que al estar tan imbuido en la tarea perderás la noción del mismo. Estando motivado no dejarás nada a medias, ahora, reza porque no se te pase la motivación cuando aún no has acabado, porque si es así, despídete de ese proyecto si no para siempre, por lo menos, hasta que tengas otro “golpe de inspiración” y mucho más si el proyecto es a mediana-grande escala, lo sé por experiencia.

Todo esto está muy bien, pero normalmente ocurren dos cosas opuestas:

Teoría de la seguridad en las conversaciones




En una conversación incluyen numerosos factores: la relación entre los interlocutores, su forma de ser, la información de la que dispongan (este es muy importante), la creatividad, la capacidad de improvisación, etc. Pero al final todo puedes simplificarse en una palabra: Seguridad. La seguridad en una conversación o debate es la que inclina la balanza en una dirección u otra, ya que tanto la forma de ser, la forma de ser de los interlocutores e incluso la información de la que disponen es perceptible o intuible en función de cómo defienden sus opiniones, es decir, en función de la seguridad que tengan en sí mismos y de lo seguros que estén de que son sus argumentos los verdaderos y no otros. Así pues, aquel que defiende sus argumentos a ultranza da la impresión de que dispone de la información suficiente como para afirmar algo con tal seguridad, sin estar dispuesto (o al menos aparentemente) a admitir lo contrario, de la misma manera que nosotros afirmaríamos sin ninguna duda que dos y dos son cuatro. La información, al estar considerada como elemento objetivo (por irónico que parezca) es lo que pone a unos por encima de otros en un debate. Normalmente, cuando ves que alguien tiene más conocimientos que tú, te callas y te crees todo lo que te dice (o al menos en parte) ya que sería estúpido discutirle ya que no dispones de los conocimientos necesarios para poder argumentar contra él. Digamos que sus bases son más sólidas que las  tuyas  y por lo tanto los razonamientos que han sido construidos en ella alcanzan más altura de la que tú, con tu frágil base no podrías alcanzar y mucho menos superar.

            Pero claro, hasta qué punto se puede saber quién tiene más conocimiento que quién. Obviamente las explicaciones cumplen bastante bien la función de aclarar esta duda, pero, ¿es lo único?, ¿y qué pasa en una conversación en la que no “pegan las explicaciones”? O peor, si se da todo por sobreentendido. Por otro lado, no siempre hay tiempo para hacerlas.

            Por todo esto, hay una forma más perceptible (de manera inconsciente en la mayoría de los casos, como siempre) de saber  cuándo alguien sabe de lo que está hablando y cuándo no, en función de la seguridad con la que diga las cosas. Una persona que habla muy segura de sí misma, que no tiene ninguna duda es porque sabe mucho sobre el tema, de hecho sabe tanto del tema que le da igual lo que le digan los demás, pues es él el que posee la verdad absoluta. Claro, cuando tú ves eso, esa gran seguridad supones que está fomentada por un gran conocimiento sobre el tema, probablemente mucho mayor que el tuyo y decides no discutir, ya que es evidente que sería una tontería. Simplemente, te achantas y reduces tu nivel de seguridad en ti mismo ya que tu opinión no concuerda con la de la otra persona y como “conocimiento verdadero solo hay uno” lo más probable parece ser es que sea el otro el que lo posea, de manera que empiezas a dudar seriamente del tuyo propio y esas dudas no hacen más que aumentar tu propia inseguridad, haciéndote mostrar todas tus debilidades ante tu rival, que no dudará en asestar una golpe mortal entre las grietas de tu ya resquebrajado escudo. Y ojo, esto no quiere decir que su escudo no tenga grietas, sino que las disimula muy bien y hace que tú no las veas, pareciendo perfecto a tus ojos. En cualquier caso, cuando llega este momento reconoces tu absoluta imbecilidad y das la charla por perdida. Digo lo de reconoces tu absoluta imbecilidad porque si cambias de opinión después de estar férreamente seguro de la tuya y sin estar totalmente convencido de la nueva versión de la realidad te sentirás tonto, pero también lo harás si no cambias, ya que serás el típico cabezón que cree que su opinión es la absoluta y verdadera aunque las obviedades indiquen lo contrario.
Pero lo más curioso de todo esto, es que en ningún momento se ha hablado del tema tratado, es decir, el vencedor no ha ganado por el peso que la verdad absoluta ha aportado a sus razonamientos, ya que él en ningún momento ha demostrado abiertamente poseerla, el ganador ha vencido porque ha parecido tenerla.

“el vencedor no ha ganado por poseer la verdad absoluta, ha ganado porque aparentaba poseerla.”

Todo esto no es más que un factor psicológico que hace que el que “apareció” arriba tienda a seguir subiendo y el que apareció abajo, a seguir bajando, ya que si suponemos que solo existe una única verdad objetiva y verdadera no pueden moverse las dos en la misma dirección: “El dinero es limitado, si uno gana otro lo pierde.”

Así pues, creo que en una conversación influyen en un 50% tu seguridad inicial y en un 50% la seguridad del resto de interlocutores. De manera que a medida que un porcentaje suba, el otro baja y viceversa, (una cosa lleva a la otra necesariamente)

Pero es un hecho que la “ley del columpio” no siempre se cumple y eso se debe a que en una conversación suele haber más de uno muy seguro de sí mismo y muchas veces ese gran caparazón de seguridad les impide ver y evaluar otras opiniones distintas de las propias, provocando un desequilibrio en la balanza y en el “dinero total”. En este caso, el hecho de no haber un dinero limitado, hará que nunca alguien se quede con todo el dinero del otro ya que ambos seguirán creciendo, o sin moverse en absoluto.

Ésta es la posición del ganador, ya que nunca suele perder, su prepotencia supuestamente fundamentada (¿cómo va a actuar así si no es porque sabe perfectamente de qué habla?) no le permite encajar las derrotas como tales sino como “distintos puntos de vista”, esto, aunque pueda parecer una virtud es todo lo contrario, pues si no se deja nunca convencer, vivirá siempre en su burbuja y no progresará.

En cambio, hay otras personas consideradas como débiles simplemente por dejar abierta la posibilidad de que no sean ellos los que poseen la verdad absoluta. Estas personas que son en principio más influenciables, poseen la virtud de admitir sus errores y poder cambiar su punto de vista por otro que creen más verdadero.
La putada es que, como ya he dicho, esto se ve más como un defecto que como una virtud, hecho que influye y hace presión para que la gente deje de ser así, cosa que en el caso de que ocurriera, se estaría cometiendo un grave error ya que se estaría cerrando la puerta para una mejora probablemente más objetiva ya que no es tuya propia, sino que viene desde fuera.

Introducción

En esta sección iré colgando algunas teorías que se me han ido ocurriendo con el paso del tiempo. Todas son a niveles personales, ya sean evaluando las relaciones entre distintos tipos de personas,  comentando situaciones o estados más o menos comunes o... bueno, ya lo iréis viendo.

Espero que os sean útiles o, al menos, que os gusten.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Examen de Mecánica y Ondas


La sensación después de un mes de verano estudiando Mecánica intensamente y suspender no es tanto de “no ha servido para nada” como de “no me han recompensado todo este trabajo”

Breves reflexiones



Muchas veces se me ocurren cosas, frases, comentarios o ideas que, aunque no sean brillantes, sí tienen algo de sentido y pienso que quizá a alguien más aparte de mí le pueden parecer útiles, ingeniosas o al menos curiosas. En realidad, no me importa demasiado si esto es así o no (tanto si lo son, como si a la gente se lo parece) pero, de nuevo por el mero hecho de participar en la comunicación, el tener un rinconcillo donde expresarlas me hace no desterrarlas en el olvido, y esto me agrada mucho.
A medida que se me vayan ocurriendo cosas las iré poniendo aquí, intentando evitar, en la medida de lo posible, cualquier tipo de filtro, especialmente los reparos por la posible calidad del contenido.

Mi Juego Límite personal.

En este campamento de verano, entre otra scouter (monitora) y yo preparamos un Juego Límite para los Róvers (educandos) que consistía en dejarlos en el pueblo cercano (Laujar de Andarax) por la noche y con un sobre que tenían que abrir a las 9 de la mañana. En el sobre había una lista de cosas que tenían que conseguir únicamente relacionándose con la gente del pueblo, pues no tenían dinero. El objetivo principal era comer, pero además había objetivos secundarios tales como: conseguir la camiseta del equipo local, vino del lugar, una figurita de cerámica típica de la zona e incluso, dos de ellos tenían como objetivo salir en la radio local a una hora determinada, objetivo que, por cierto, consiguieron (ese Pablo, ese Tomás). La regla  principal era que no podían aceptar nada "gratis" ya que, aunque no tenían  dinero, tenían que ofrecer siempre algo a cambio de lo que recibieran. Por la tarde se acababa el juego y volvían al campamento.


Desde que me metí en los Scout (es decir, desde los 6 años) había oído hablar de este Juego Límite y siempre había tenido la ilusión de hacerlo. En mi etapa de Róver no lo hice, así que aplaqué esa frustración organizándoselo a mis Róvers, pero fue casi peor, porque tras oír las historias y ver sus experiencias, me entraron aún más ganas de hacerlo. Fue entonces cuando decidí que yo tenía que hacer algo parecido. Iba a hacer mi propio Juego Límite.


Lo que quiero hacer es algo muy similar a la del Juego Límite que acabo de explicar. Mi idea es ir con mi eterna mochila al hombro y 10€ en el bolsillo a una estación de autobuses, emplearlos en coger alguno que me lleve a un pueblo de Andalucía no más allá de Granada y volver como pueda durante una semana, recorriendo los pueblos que haya por el camino y "ganándome la vida" como pueda en ellos. A decir verdad, no me gusta mucho esa expresión, pero me temo que es la que se adecua a la explicación.

Mis principales objetivos son: comer todos los días y estar el domingo 27 de vuelta en Sevilla. Además de éstos, también tendré objetivos secundarios, pero éstos aún no los he definido.

Mis principales condiciones son:

No aceptar nada sin dar nada a cambio.

No aceptar ni manejar dinero a no ser que sea extrictamente necesario.



La primera condición es MUY importante, la razón es simple. Yo no quiero sobrevivir una semana por la benevolencia y misericordia de la gente, es decir, mi objetivo no es pegarme una semana de viaje entre un sitio y otro con manutención incluída sin gastarme un duro, ni muchísimo menos, yo quiero que todo lo que obtenga sea por que lo he conseguido a cambio de otra cosa, y de hecho, voy con intención de dar más de lo que reciba en cada intercambio ¿Cómo? Pues ahí está la gracia. Tengo que apañármelas para consegir aportar algo con mis propios recursos a todo aquel que me acoja. En este aspecto, haber pasado toda mi vida en los Scouts me dan una gran ventaja, pues además de recusos a la hora de relacionarme, me han aportado muchas ideas para hacer con más gente, especialmente juegos y talleres. Esto, aparentemente inútil, me puede servir para organizar actividades de animación en el pueblo (especialmente si son muy pequeños) o de elaboración de algo (un taller de pulseras, por ejemplo). También cuento con mis conocimientos en Física y Matemáticas, que me pueden permitir en un momento dado obtener algo a cambio de clases particulares o, por qué no, a cambio de una charla de astronomía o incluso de una mesa de experimentos improvisada. De todas maneras, como último recurso, siempre está la posibilidad de limpiar platos, ventanas y demás, pero no me gustaría hacer eso, no por lo más o menos trabajoso que pueda ser (que lo considero lo que menos) sino
porque no es algo que le aporte realmente a la persona a la que se lo estoy haciendo. En ese sentido creo que lo que yo puedo aportar a nivel personal es mucho más interesante que el mero hecho de no tener que limpiar los cristales de la casa. También creo (o al menos, eso espero) que lo que puedo aportar vale más que un plato de comida, pero bueno, eso es en última instancia lo que voy a comprobar. De todas formas, yo por si acaso me voy a llevar mi bayeta mágica limpiacristales.

Mi intención es, si tengo acceso a Internet, ir poniendo el el blog mi evolución durante esa semana y si no, pues hacer un resumen en la medida de lo posible cuando vuelva.

Por último hay un dato muy importante que cambia todo de forma parcial. En un principio había pensado hacerlo solo, pero se lo comenté a una gran amiga (también de los Scouts) y se apuntó a la aventura. Aunque sé que no va a ser lo mismo, es algo que agradezco, por lo menos en mi primera experiencia, pues nada sabe igual cuando estás solo que cuando estás acompañado, ni los triunfos ni, especialmente, las derrotas y sé que me voy a encontrar muchas de éstas últimas a lo largo de la semana cuando ofrezca mi ayuda y la gente me ignore o simplemente no le interese en absoluto lo que le pueda contar. Cuando me planteé el Juego Límite eran esos momentos los que más me echaban para atrás, pues sé que si tuviera muchos seguidos me podría venir abajo y reducir mis posibilidades de relacionarme con la gente, metiéndome en un círculo vicioso de difícil salida, pero ahora que no estoy solo sé que eso no me va a pasar (espero) y además, cuento con una gran compañía para compartir todos los momentos, buenos y malos, y eso siempre está bien.

Pues este es mi Juego Límite personal. Ya os contaré cómo me ha ido.

¿Qué es un Juego Límite?

El Juego Límite es una de las actividades características de una de las ramas de los Scouts (el Clan, de 17 a 21 años) o al menos, en mi grupo (por lo que sé en los Scouts Católicos (MSC) no se hace). Pero pese a ser una actividad típica scout no tiene una relación explícita con éstos. Se trata de poner a los educandos (Róvers) en una situación límite para que sepan desenvolverse en ella. En realidad no es una actividad definida, ya que depende de lo que sea límite para la persona que va a realizar el juego. Algunos ejemplos son:

"Imponerles" unas discapacidades (que no puedan ver, hablar, utilizar las manos, etc) y que tengan que desarrollar sus actividades en un día normal de campamento.

Quitarles todo (comida, platos, saco, aislante...) y proponerles trabajos y actividades para que vayan ganando puntos canjeables por sus cosas.

Ponerles en una situación ficticia, como que eran pasajeros de un avión que se ha estrellado en una isla desierta y cumpliendo un rol determinado cada uno, tienen que hacer distintas actividades, como buscar comida esparcida por la "zona de la colisión", hacer señales visibles desde el cielo o subsistir y pasar la noche con los elementos que hayan encontrado.

Estos son algunos de los Juegos Límite que yo he realizado o visto, pero como os podéis imaginar hay muchas posibiliades.

Evidentemente, se necesita que los participantes pongan de su parte y se impliquen totamente, ya que, al fin y al cabo, lo importante es que se vean en una situación extrema en la que difícilmente se verían en la vida normal y que se enfrenten a ella, conociendo así sus límites y poníendolos a prueba, a la vez que desarrollan sus capacidades para sobrellevar dicha situación.

Así explicado puede parecer un poco odioso, pero es en las peores situaciones, cuando más desesperado estás, cuando más te mueves, más haces, más consigues y, sobre todo, más aprendes.

Pues esto es más o menos un Juego Límite.

Introducción

Desde hace un tiempo tengo en mente realizar un proyecto con el que creo que ganaría mucho personalmente a distintos niveles, pero especialmente a la hora de conseguir lo que me propongo con mis propios recursos. Siempre he pensado que si me propongo algo, lo consigo y si no es así, es porque no me lo he propuesto verdaderamente (o porque se me haya acabado la motivación que me hizo proponérmelo inicialmente) y, de hecho, generalmente es así, pero también es cierto que nunca me he visto en una situación límite en la que indiscutiblemente tuviera que conseguir algo.Pues bien, la idea es llevarme a esa situación, pero no adelantemos acontecimientos y vayamos paso a paso. Antes de nada, quiero definir el concepto de Juego Límite.


miércoles, 2 de septiembre de 2009

Bienvenidos

Muy buenas.
Supongo que antes de nada debería presentarme. Me llamo Miguel y estudio en la Facultad de Física de Sevilla. Llevo un rato delante del ordenador sin parar de escribir y borrar frases de introducción que ni siquiera llenan un párrafo de cuatro renglones, así que, siendo esta mi primera entrada, acabo de tomar la determinación de que en este blog escribiré a medida que se me vayan ocurriendo las cosas y si está regular expresado, pues ya lo cambiaré.
Pero creo que me estoy desviando de lo que pensaba decir (esto me suele pasar, lo digo por si esto sigue adelante y alguien “se engancha” a mi blog, pues que se acostumbre). Voy a intentar seguir con la introducción.
Desde hace un tiempo, se ha puesto de moda entre la gente de mi alrededor hacerse un blog. A mí no se me da muy bien ir a la moda, pero al final he caído. ¿Para qué? Pues lo cierto es que aún no lo tengo demasiado claro. Tengo cosas que contar, de mí, de mi alrededor, de cosas que no están tan a mi alrededor pero aun así están y, cómo no, de física (Advertencia: Si no te gusta la física, mejor que no te leas las entradas relacionadas con el tema… puede que te acabe gustando y tengas que cambiar tu concepto creado durante largos años).
Me gusta escribir, viajar, leer, las ciencias… me gustan muchas cosas, pero supongo que os iréis dando cuenta a medida que vaya publicando cosas.
Bueno, creo que como presentación, no diré que no está mal, porque es algo regulera, pero sí que es suficiente por el momento.
Espero que os guste.

Otro motivo para hacer un blog

Hace menos de media hora que escribí la introducción y ya tengo ganas de cambiarla, no porque se pueda mejorar (que indudablemente se puede), sino porque me he dado cuenta de que tengo más razones por las que hacer un blog.
Siempre he pensado que hablar con la gente es ejercicio tremendamente positivo para el individuo, pues además de todo lo que el resto del mundo te puede aportar, éste se está obligando a centrarse, a definir sus ideas, sus pensamientos y sus sentimientos de forma que los pueda comunicar a otra persona y ésta se entere de lo que le quiere decir. Ahí no vale el "yo me entiendo" porque eso está muy bien, pero el que lo tiene que entender es la otra persona, por eso, hablar con la gente ayuda a concretar nubes de incertidumbre en conclusiones útiles, y eso siempre es bueno. Por otro lado, hablar de estados personales (normalmente muy subjetivos) te ayuda a darle la importancia pertinente a cada cosa, pues puede que incluso te des cuenta de que lo que te aflige no es más que un granito de arena del que has decidido, consciente o incoscientemente, hacer una montaña. Por todo esto y por algunas cosas más que seguro que se me olvidan, estoy convencido de que hablar es una de las cosas más enriquecedoras para el individuo.
Pues bien, un blog te permite hacer todo este ejercicio, te permite volcar todo lo que te inquiete y poder descansar la mente un poco hasta que te vuelva a inquietar algo. Es una forma de desahogarse. Esto es algo que me ocurre muy a menudo. Pienso cosas pero no se las comento con nadie porque no sale el tema o simplemente porque se me olvidan y, aunque en muchos casos las he escrito, no en la mayoría, ya que escribirlas en un papel o en el mismo ordenador no es contárselas a nadie, es más una reflexión de ti y para ti, en cambio, ponerlas en un blog sí implica la intención de participar en una comunicación, aunque luego nadie lo lea, aunque nadie sepa que eres tú, eso es lo de menos, lo importante es que tú ya has hecho tu trabajo en el papel de la comunicación.
Además, tiene un aliciente, y es el hecho de que, aunque nos creamos únicos y especiales, lo cierto es que no somos demasiado diferentes unos de otros, de modo que lo que piense yo o me pase a mí le puede servir a otra persona que en un momento dado se encuentre en una situación parecida.
Así que, todo esto es otro de los motivos por los que he decidido hacer un blog, aunque no lo supiera cuando lo hice.