miércoles, 16 de septiembre de 2009

Mi Juego Límite personal.

En este campamento de verano, entre otra scouter (monitora) y yo preparamos un Juego Límite para los Róvers (educandos) que consistía en dejarlos en el pueblo cercano (Laujar de Andarax) por la noche y con un sobre que tenían que abrir a las 9 de la mañana. En el sobre había una lista de cosas que tenían que conseguir únicamente relacionándose con la gente del pueblo, pues no tenían dinero. El objetivo principal era comer, pero además había objetivos secundarios tales como: conseguir la camiseta del equipo local, vino del lugar, una figurita de cerámica típica de la zona e incluso, dos de ellos tenían como objetivo salir en la radio local a una hora determinada, objetivo que, por cierto, consiguieron (ese Pablo, ese Tomás). La regla  principal era que no podían aceptar nada "gratis" ya que, aunque no tenían  dinero, tenían que ofrecer siempre algo a cambio de lo que recibieran. Por la tarde se acababa el juego y volvían al campamento.


Desde que me metí en los Scout (es decir, desde los 6 años) había oído hablar de este Juego Límite y siempre había tenido la ilusión de hacerlo. En mi etapa de Róver no lo hice, así que aplaqué esa frustración organizándoselo a mis Róvers, pero fue casi peor, porque tras oír las historias y ver sus experiencias, me entraron aún más ganas de hacerlo. Fue entonces cuando decidí que yo tenía que hacer algo parecido. Iba a hacer mi propio Juego Límite.


Lo que quiero hacer es algo muy similar a la del Juego Límite que acabo de explicar. Mi idea es ir con mi eterna mochila al hombro y 10€ en el bolsillo a una estación de autobuses, emplearlos en coger alguno que me lleve a un pueblo de Andalucía no más allá de Granada y volver como pueda durante una semana, recorriendo los pueblos que haya por el camino y "ganándome la vida" como pueda en ellos. A decir verdad, no me gusta mucho esa expresión, pero me temo que es la que se adecua a la explicación.

Mis principales objetivos son: comer todos los días y estar el domingo 27 de vuelta en Sevilla. Además de éstos, también tendré objetivos secundarios, pero éstos aún no los he definido.

Mis principales condiciones son:

No aceptar nada sin dar nada a cambio.

No aceptar ni manejar dinero a no ser que sea extrictamente necesario.



La primera condición es MUY importante, la razón es simple. Yo no quiero sobrevivir una semana por la benevolencia y misericordia de la gente, es decir, mi objetivo no es pegarme una semana de viaje entre un sitio y otro con manutención incluída sin gastarme un duro, ni muchísimo menos, yo quiero que todo lo que obtenga sea por que lo he conseguido a cambio de otra cosa, y de hecho, voy con intención de dar más de lo que reciba en cada intercambio ¿Cómo? Pues ahí está la gracia. Tengo que apañármelas para consegir aportar algo con mis propios recursos a todo aquel que me acoja. En este aspecto, haber pasado toda mi vida en los Scouts me dan una gran ventaja, pues además de recusos a la hora de relacionarme, me han aportado muchas ideas para hacer con más gente, especialmente juegos y talleres. Esto, aparentemente inútil, me puede servir para organizar actividades de animación en el pueblo (especialmente si son muy pequeños) o de elaboración de algo (un taller de pulseras, por ejemplo). También cuento con mis conocimientos en Física y Matemáticas, que me pueden permitir en un momento dado obtener algo a cambio de clases particulares o, por qué no, a cambio de una charla de astronomía o incluso de una mesa de experimentos improvisada. De todas maneras, como último recurso, siempre está la posibilidad de limpiar platos, ventanas y demás, pero no me gustaría hacer eso, no por lo más o menos trabajoso que pueda ser (que lo considero lo que menos) sino
porque no es algo que le aporte realmente a la persona a la que se lo estoy haciendo. En ese sentido creo que lo que yo puedo aportar a nivel personal es mucho más interesante que el mero hecho de no tener que limpiar los cristales de la casa. También creo (o al menos, eso espero) que lo que puedo aportar vale más que un plato de comida, pero bueno, eso es en última instancia lo que voy a comprobar. De todas formas, yo por si acaso me voy a llevar mi bayeta mágica limpiacristales.

Mi intención es, si tengo acceso a Internet, ir poniendo el el blog mi evolución durante esa semana y si no, pues hacer un resumen en la medida de lo posible cuando vuelva.

Por último hay un dato muy importante que cambia todo de forma parcial. En un principio había pensado hacerlo solo, pero se lo comenté a una gran amiga (también de los Scouts) y se apuntó a la aventura. Aunque sé que no va a ser lo mismo, es algo que agradezco, por lo menos en mi primera experiencia, pues nada sabe igual cuando estás solo que cuando estás acompañado, ni los triunfos ni, especialmente, las derrotas y sé que me voy a encontrar muchas de éstas últimas a lo largo de la semana cuando ofrezca mi ayuda y la gente me ignore o simplemente no le interese en absoluto lo que le pueda contar. Cuando me planteé el Juego Límite eran esos momentos los que más me echaban para atrás, pues sé que si tuviera muchos seguidos me podría venir abajo y reducir mis posibilidades de relacionarme con la gente, metiéndome en un círculo vicioso de difícil salida, pero ahora que no estoy solo sé que eso no me va a pasar (espero) y además, cuento con una gran compañía para compartir todos los momentos, buenos y malos, y eso siempre está bien.

Pues este es mi Juego Límite personal. Ya os contaré cómo me ha ido.

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