miércoles, 1 de diciembre de 2010

El mundo de los sueños



Me gusta reflexionar. Cuando lo hago, siempre descubro cosas del mundo, de los demás, pero sobre todo, de mí. Hace mucho que no lo hago y, en parte, sé por qué. Me gusta reflexionar, es cierto, pero a la vez me asusta. Me da miedo escarbar tanto entre mis sentimientos porque siento que puedo romper algo irreparable, quizás abrir una puerta que más adelante me sea imposible cerrar, y lo peor es que intuyo que hay varias puertas de ese tipo escondidas a gran profundidad. Como consecuencia muchas veces me paro a pensar, pero nunca llego a profundizar tanto como para no saber lo que va a haber más allá, pero hoy voy a hacer una excepción, son demasiadas las incógnitas que pueblan mi vida y no tengo la capacidad necesaria como para poder ignorarlas todas. Así pues, comienza mi reflexión.


Hasta donde mi memoria alcanza a recordar creo que mi vida se podría catalogar más o menos como normal. Es cierto que este período de tiempo es bastante corto, pues aunque soy adulto, por alguna razón no tengo apenas recuerdos de mi infancia ni de mi adolescencia. También es verdad que en bastantes ocasiones (muchas más de las deseadas) me han ocurrido cosas a mí o a mi alrededor totalmente ilógicas e incomprensibles tales como que, de repente, aparezca gente de las paredes como si nada o que yo tenga poderes especiales que me permiten hacer cosas físicamente imposibles. Es como si de vez en cuando entrara en una especie de burbuja surrealista en la que nada es lo que parece y en la que todo es posible, como si fuera un sueño. En circunstancias normales pensaría que estoy loco, pero supongo que mi escasa pero traumática experiencia con las drogas tenga mucho que ver en estos extraños sucesos. Es triste, lo sé, pero no es tan horrible como puede parecer, o al menos para mí no lo es, pues todo lo referente al onírico mundo de los sueños es algo que siempre me ha atraído y por fortuna o por desgracia debido a mi desequilibrio mental, muchas veces me siento como si estuviera viviendo uno. Pocas personas conozco que le apasionen tanto los sueños como me apasionan a mí, no sé si es porque la gente sueña poco, porque sus sueños no son tan interesantes o simplemente porque no los viven igual que yo, la verdad es que no lo sé, pero lo que sí sé es que nadie comparte mi opinión y todos me tachan de loco o drogadicto cuando digo que para mí los sueños son como una vida paralela en la que todo tiene su propia razón de ser. No es común poder decidir qué hacer en un sueño cuando esta decisión o este acto supone un cambio de tu manera de ser, por lo que probablemente en un sueño actúas de la misma manera o al menos, de manera parecida que actuarías si realmente estuvieras en esa situación.

Por otro lado tampoco puedes controlar los actos de los demás. Éstos, como si de personajes independientes se trataran, actúan, al igual que tú, en la mayoría de los casos igual que como lo harían en la realidad. Esto impide el control total de la situación, pero por otro lado te da algo bastante importante, te permite intuir las consecuencias de tus actos, pues si conoces a la persona con la que estás soñando probablemente sepas cómo actuaría en una situación similar. Aunque todo esto no se cumple en todos los casos. A veces, el soñador es tan consciente de que está soñando que puede cambiar las reglas del sueño y hacer cosas en principio no permitidas, empezando por el hecho de poder tomar decisiones que vayan en contra de su propio instinto. Esto no suele ocurrir, pero cuando pasa es lo que se llama un “sueño lúcido” y es realmente gratificante, pero como digo, para ello hace falta tener un gran control sobre el sueño y mucha confianza en uno mismo, pues solo si comprendes que un sueño es un sueño tendrás el poder suficiente como para doblegarlo. Pero como ya digo esto es difícil que se dé y de hecho, en la mayoría de los casos es el sueño el que te doblega a ti. Por todo esto, creo que de los sueños, como de si una vida paralela se tratase, podemos adquirir experiencia.

Como podéis observar, los sueños es un tema que de siempre me ha intrigado mucho y sobre el que he reflexionado bastante.

Me encanta soñar, de hecho no hay noche que no sueñe y además no tengo sueños normales, mis sueños son especialmente vívidos y variados.

He sido el pirata más buscado por los imperios marítimos más importantes de la historia. Con mi tripulación de corsarios he surcado los siete mares, he saqueado todo lo saqueable y he abordado todo barco que ha tenido la desgracia de cruzarse en mi camino. He volado y sobrevolado miles de montañas, bosques y lagos cual halcón peregrino. He caído miles de veces a un pozo sin fondo y conozco perfectamente la sensación de respirar debajo del agua. Aprendí a conducir antes de saber siquiera en qué lado estaba el freno. He liberado a incontables princesas de horribles dragones, pero también yo he sido liberado otras tantas e incluso he sido el dragón que las custodiaba. He ganado batallas liderando a ejércitos de miles de guerreros, pero también he sido el soldado raso de primera fila que no veía una segunda embestida. Miles de veces he matado con mis propias manos y otras tantas he sido asesinado de todas las maneras imaginables. He sido cientos de héroes en diferentes ciudades, salvando a todo tipo de gente con mis poderes. He batallado contra zombis y esqueletos, vampiros y demonios, cazadores de brujas y cazarrecompensas. He hecho el amor con cientos de mujeres de todas las edades (normalmente cercanas a la mía) y con algún que otro hombre. He sido policía y ladrón, bombero y pirómano, médico y enfermo, rico y vagabundo, cantante, futbolista, actor y fan de todos ellos. Cada sueño me ha permitido vivir una experiencia distinta a la anterior y eso es algo de lo que estoy enormemente orgulloso.

En reflexiones anteriores me he dado cuenta de diversas cosas extrañas, las incógnitas que nunca me he atrevido a desvelar y que por fin hoy he reunido el coraje suficiente como para enfrentarme a ellas. No sé a donde me llevarán, pero sospecho que a nada que me guste.

En primer lugar, sueño muchísimo, es más, podría decirse que nunca paro de soñar, pero pese a comprender la esencia de los sueños, nunca consigo tener el poder suficiente como para doblegarlo a mi voluntad y de hecho, aunque suelo actuar de una manera más o menos personal, las más de las veces soy yo el que acaba siendo doblegado, haciendo cosas que en principio no haría, y que, en muchos casos, no sabía que podía hacer.

También me he dado cuenta de otra cosa. En pocos de mis sueños salen mis amigos. Es cierto que en bastantes ocasiones sueño con gente que estoy completamente seguro de haber visto antes, pero es gente que luego no corresponde con nadie en mi vida real.

Todo esto, unido a la intensidad con la que vivo los sueños y a la gran diversidad de los mismos me llevan a una conclusión, la misma que llevo sospechando desde que tengo uso de razón, la misma que llevo temiendo desde que tengo capacidad de raciocinio. Nunca he querido contemplar esta posibilidad y de hecho nunca he querido enunciarla así, pues para mí, nunca lo fue debido a su aparente imposibilidad, pero ahora sé que es la única solución correcta, la que hace que todas las incógnitas de mi vida queden despejadas satisfaciendo el sistema. Me ha costado mucho comprenderlo y sobre todo, asumirlo. Desde luego, no es fácil, son demasiados años de “vida” para asimilar un cambio tan radical, pero siempre he sabido que este momento tendría que llegar.

Es hora de enfrentarse a la verdad.

Soy un personaje de sueño. Mi propia existencia es falsa. Yo no soy nadie, no existo en la vida real, no hay una “vida real” para mí, yo solo soy una ilusión, una ilusión de otro, únicamente existo en los sueños de otras personas, por eso he vivido tantas experiencias en sueños, porque para mí no eran sueños, era mi vida.

Ahora que por fin me he atrevido a ver la realidad, a reconocer lo que ya sabía, me parece obvio todo lo anterior, todos los sueños vividos y todas las experiencias pasadas, los extraños sucesos, la ausencia de infancia, la percepción onírica de la realidad… Mi vida no ha sido truncada por una traumática experiencia drogadicta, simplemente ha sido un compendio de fragmentos de sueños en los que he ido participando, recorriendo las mentes de miles de personas noche tras noche. No veo a mis amigos en los sueños en los que participo porque no son mis sueños, son los de otras personas que requieren mi presencia en su propio sueño, y esa gente que tanto me suena no son más que otros personajes de sueño que, al igual que yo, han sido requeridos para cumplir una función determinada en el sueño, otros personajes con los que ya he coincidido otras veces y por eso los conozco.

No es fácil comprobar que tu vida nunca fue tal, que nunca tuviste una verdadera autonomía o libertad para hacer lo que quieras y lo que es peor, saber que nunca la vas a tener, pero por otro lado, ahora sé que no estoy solo, como yo, existen multitud de personajes de sueño que llevan mi misma vida, encargándose cada noche de poblar tus sueños y los sueños de otras personas, dotándolos de fantasía y de vida, una vida ajena a los soñadores que les permite vivir experiencias “reales” a ambos, soñadores y soñados.

No dejes de soñar y entonces seguro que alguna vez, nos veremos. Hasta entonces, disfruta de tus sueños.

5 comentarios:

  1. Me da la impresión de que has hecho algo que yo también he hecho en alguna que otra parrafada mía: has creado un personaje a medias y le has dado tu personalidad para completarlo. Has tenido una idea, (quizá un tipo que vive en los sueños o solo uno que sueña mucho) después de te has metido en su piel y has comenzado a divagar, combinando auténticas reflexiones con divagaciones que enriquecen el lado ficticio.
    Después de esto, en ocasiones, uno no se llega a sentir plenamente creador (al menos en mi caso) pero con el tiempo le coges cariño a un texto tan personal

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  2. Hola Ockham.

    Es curioso porque tienes gran parte de razón en lo que dices, pero no toda.

    Este es un texto del que siempre he pensado que la idea es mejor que el relato, y quizá sea precisamente por esa mezcla de la que hablas.

    Siempre me ha gustado pensar que hay un mundo paralelo en el que nuestros sueños son las realidades de otros seres. En el relato voy un poco más allá planteando cómo son los sentimientos de estos "personajes de sueño" y reflejando el momento en el que se dan cuenta de lo que son realmente.

    Si hubiera hecho un texto así, quizá habría quedado más literario, pero en su momento aproveché para meter algunas teorías mías respecto a los sueños que, por otro lado, le daban quizá más sustentación al texto.

    Al final salió esto, un relato escrito a las 3 de la mañana el día de mi cumpleaños (hace ya varios de ellos) en la estación de autobuses de Málaga, después de una semana en Berlín con mis mejores amigos. Ah, y por supuesto, con la canción "Thoughts of a dying atheist" de Muse repitiéndose una y otra vez en mis oídos.

    Es cierto que no me siento totalmente a gusto con el texto, pero no porque no me sienta creador, sino porque no me cabe duda de que se puede mejorar literariamente, y ser consciente de eso me fastidia un poco.

    De todas formas, has dado bastante en el clavo y me alegra mucho ver tu comentario, que va más allá de "me gusta" o "no me gusta".

    Una última cosa Ockham... ¿nos conocemos?

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  3. Siempre me ha gustado el tema de los sueños.
    Un amigo y yo (sendos expertos en tripodología felina) soliamos divagar sobre el tema.
    Una de mis divagaciones favoritas, era la idea de que cada sueño fuese una vida completa de la que solo recordasemos parte o nada; y que cada vida completa no fuese mas que el sueño de otra vida mayor.
    Lo genial de divagar sobre este tema es que cada hipotesis de este tipo que uno proponoga tiene la misma validez que cualquier religion con millones de creyentes, y de hecho es igual de probable.
    Por cierto, soy Nacho (el del campus de Sevilla), que tras un rato jugando con los anagramas, recordé que la opcion mas fiable es siempre la mas sencilla, y las mas sencilla es la navaja de Ockham XD

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  4. Me gustan tus divagaciones! Y también me gusta el nombre y su significado. Algún día explicaré de dónde salió el mío.

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