martes, 19 de octubre de 2010

Noche en Micro Abierto

Aquí en Salamanca hay un bar que se llama Esperpento y que organiza diversos espectáculos en directo para cada día de la semana. Bueno, pues lo lunes tienen lo que llaman “micrófono abierto”, que no es más que dejar un micrófono en un escenario a disposición de todo aquel que lo quiera utilizar.

Para participar solo tienes que apuntarte en una lista y no pasarte demasiado con el tiempo (6 minutos es lo normal, según Ben Clark, que es uno que lo organiza) y claro está, querer decir o hacer algo.

Gonzalo (el uruguayo, también conocido como “Uru” por razones obvias) ya nos había comentado que había ido con una amiga y que lo había flipado y Curro fue el lunes pasado y lo disfrutó mucho, además me dijo que era el lugar perfecto para que contara alguna de mis anécdotas.

Yo lo estuve sopesando, pero contar una anécdota delante de un huevo de gente que no conocía de nada y que posiblemente (según lo visto) no tenían el mismo sentido del humor que yo ni parecido, lo veía un poco arriesgado. Podría decir que deseché la idea al momento, pero sería falso. “Me lo pensaré, voy a verlo primero y ya veremos” dije o simplemente pensé, pero sabía que en el fondo una parte de mí quería hacerlo.

Ayer fue lunes y fui por primera vez a ver todo esto del micro abierto. Fuimos prontito para poder pillar sitio abajo, donde estaba el escenario, ya que la otra opción era verlo en la parte de arriba en una pantalla.

Me gustaría hablar de toda la gente que pasó por el escenario, pero sería una entrada demasiado larga, así que me limitaré a decir que me encantó y que me sorprendió mucho el potencial creativo que había ahí acumulado. Reflexiones, poesías, relatos, ensayos, canciones de todos los colores y hasta un skech que protagonizaron tres mujeres. La variedad fue brutal, pero lo curioso es que la calidad también.

El tiempo pasaba y cada dos por tres me estaba imaginado cómo sería el momento (si es que se daba) en el que yo me subiría ahí y contaría alguna de mis anécdotas surrealistas. Solo pensarlo me ponía nervioso, pero a la vez, sentía que tenía que hacerlo en algún momento. Cada vez me metía más en el papel, además hablar con Curro y con Sara (la amiga de Uru con la que fue la primera vez) me hacía planteármelo más aún. Hasta que en un momento Sara me anima a salir en ese momento, pero claro, yo pensé que era demasiado precipitado, entre otras cosas porque ya era un poco tarde y probablemente ya estuviera el cupo lleno.

Estaba pesando en esto cuando de repente uno de los que estaban apuntados no se presentó.
Estaba claro, era una señal.

Sin pensármelo dos veces me fui a hablar con uno de los presentadores:

-Oye, tenéis algún hueco libre para actuar?
-Sí, pero que sea cortito.
-Vale... ¿qué es cortito?
-Tú sabes lo que es cortito.
-Mmm... cinco minutos.
-Sí, más o menos.
-OK, si ves que me paso me lo dices y me callo.

Y así fue como en pocos segundos ya estaba apuntado para contar auna de mis anécdotas.
Al parecer tenía que estar más o menos relacionado con el tema de la noche, que eran los mineros de Chile, aunque en verdad en general esto no se cumplía. De todas maneras, yo me preparé una introducción para enlazar el tema con la anécdota, que por cierto, iba a ser la de las llaves del Sevici.

Se acabó la actuación que estaba en ese momento y justo después me llamaron a mí como “un espontáneo”. Qué nervios, ¡casi peor que cuando me sacaba en el instituto a la pizarra y no tenía ni idea!
Mi introducción era más que nada decir que era sevillano y que era la primera vez que venía a ese sitio, pero me había gustado tanto que me había animado en plan espontáneo a compartir algunas cosas raras de mi vida con todos ellos. Bueno, eso era lo que quería decir, pero no dije eso, dije algo así como:
Hola, soy Miguel, soy un espontáneo porque...

En este momento mi mente se quedó completamente en blanco, como suele ocurrir cada vez que tengo algo preparado, se me olvidó el resto de la introducción y solo pude decir:

… me acaban de llamar y acabo de salir al escenario.

Evidentemente toda la gente estaba callada con cara de “este tío es retrasado?”
Ante eso, pensé, “Killo, deja de decir gilipolleces y empieza con la anécdota”. Y así hice.
Del tiempo que pasó mientras la estaba contando poco puedo decir, porque estaba tan metido que se me olvidó todo, pero sí recuerdo que la gente en general lo flipó, no sé si porque no entendían palabras, porque les chocara que en la misma frase dijera quince veces “killo” o porque la historia en sí les hizo gracia, pero en cualquier caso se rieron mucho y según creo, se lo pasaron muy bien.

Cuando el presentado volvió al escenario dijo algo así como: “Joder, qué putada volver al escenario y no tener acento andaluz”

Poco después se acabó el espectáculo y nos fuimos a casa. Durante el camino Curro y yo estuvimos hablando de cómo podríamos mejorar algunas cosas y se nos ocurrió que él podría darme pie para que no me pasara lo que me pasó al principio, pero bueno, ya iremos viendo, pero lo que es seguro es que yo quiero repetir.

Pues esta es la historia de cómo mis anécdotas van ganando terreno a nivel nacional, a ver dónde acaban.

Por cierto, aquí os dejo un enlace al blog del sitio en cuestión donde podéis ver un pequeño resumen de cada actuación con una foto y en algunas ocasiones, también con vídeos:

http://microabiertosalamanca.blogspot.com/2010/10/resumen-de-mas-lunes-18-de-octubre-2010.html

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