sábado, 18 de diciembre de 2010

Shall We Play a Game? (Por Altair Alayamih)


¿Alguien se acuerda de la peli de Juegos de Guerra? Quienes somos de mi generación, o no muchos años de diferencia, la recordamos con especial cariño. Fue la peli en la que todos queríamos ser el personaje que hacía Mathew Broderick, un chaval que con su “moderno” ordenador hackeaba la red del Pentágono y lograba poner en jaque a todo el planeta, además se ligaba a una tía muy guapa. En la película, claro.

El caso, que el mismo año de la película, en concreto el 26 de septiembre de 1983 se produjo un incidente que pudo haber cambiado el curso de nuestras vidas y de la historia moderna.


Lo denominaron el Incidente del Equinoccio de Otoño. Era una época en las que las tensiones entre la todavía URSS y los EEUU nos llevaban a todos de cabeza, y a los niños de mi época casi nos divertía porque los mayores lo llamaban la Guerra de las Galaxias, que claro, nos recordaba a Luke Skywalker y a Darth Vader. El caso que esta supuesta guerra, que afortunadamente nunca llegó a estallar, se denominó así porque no se libraba en la Tierra, sino alrededor de ella, pues era una “guerra” entre las dos potencias mundiales de la época (ahora hay alguna más que toca los coj****) en poner en órbita satélites para detectar si el otro lanzaba misiles nucleares de manera repentina, como a traición, no como decía el maestro Gila en sus chistes “¿Está el enemigo? Porque vamos a atacar ahora, que luego es la hora de la siesta y nos va a dar sueño”.

Pues bien, así las cosas, en la madrugada rusa del 26 de septiembre de 1983 el sistema de satélites rusos detectó movimiento de 5 misiles estadounidenses que volaban hacia sus objetivos rusos. Saltaron todas las alarmas que tenían que saltar y despertaron a esas horas a todas las personas importantes que tenían que despertar con sus “teléfonos rojos”. Incluso  al Sr. que presidía el Kremlin, que hacía poco se había acostado.

El General que estaba al cargo de toda la potencia nuclear de la URSS era un tal Stanislav Petrov, muy ruso él con ese nombre. El sistema de satélites decía que 5 misiles estadounidenses habían sido lanzados desde una base nuclear en Montana y harían impacto en 20 minutitos sobre territorio soviético.  No tenía el hombre ni tiempo para tomarse un café y decidir. El General Petrov recibió toda la presión inimaginable por parte del Kremlin y él, en cambio, decidió algo sorprendente: no responder a la ofensiva estadounidense.

Así a priori, por lo menos le iba a costar el cargo, al margen de consejos de guerra y esas cosas de militares sin sentido del humor. El General Petrov por supuesto jugó una baza importante, e hizo alarde de una portentosa sangre fría, como la guerra de esa época. El conjeturó que a pesar de lo que decía su complejísimo e inteligentísimo sistema de satélites, los Estados Unidos no iban a empezar una guerra nuclear con 5 misilitos, teniendo miles de ellos relucientes en sus búnkeres. No era lógico, y hay que decir que Petrov, de la vieja escuela, tampoco se fiaba mucho de esas maquinitas que empezaban a hacer furor, los ordenadores. El caso que decidió no responder. Se la jugó. Y le salió bien. Le salió bien porque el ataque que predijeron los satélites de marras no fue tal, fue una falsa alarma. Resultó que el sistema de satélites se basaba en registrar cambios de temperatura e interpretarlos. Su sistema básicamente era detectar las estelas de los misiles y calcular origen, destino, esas cositas…  Lo que sucedió en realidad fue una errónea interpretación térmica del sistema. Resulta que en esas fechas se produce el Equinoccio de Otoño (fecha en la que el día y la noche tienen igual duración) y en el momento en el que el Sol despuntó, coincidió con el ángulo tangencial del satélite que estaba “mirando” en ese momento a Montana, y el satélite al notar el cambio de temperatura dijo “eh, misilaco de los USA que se nos viene, yo aviso”.

Pasado el susto, al General lo felicitaron sus jefes, así como el resto de las Naciones Unidas con medallitas y esas cosas.

Yo me he enterado hoy de aquel incidente, supongo que aquel día yo estaba durmiendo a esas horas soñando con la Guerra de las Galaxias…así que gracias General Petrov por no apretar el botón que ponía “destruir el mundo”, ahora todo sería diferente.

Quiero pensar que tal vez el General vio la peli y se quedó con lo que decía Joshua, el superordenador del Pentágono, al final: el único movimiento para ganar es no jugar.


Me pregunto ahora si esa peli estará traducida al Iraní, Coreano…

9 comentarios:

  1. Esta historia siempre me ha sobrecogido.
    Altair, me caes bien.

    Un saludo.

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  2. Liumeg, gracias por hacerle un hueco por aquí a esta pequeña anécdota. Ya sabes que me inspiró a buscarla nuestra particular "batalla". Todo salió bien.

    Anónimo, seguramente tú también me caigas bien...quienquiera que seas.

    Salu2.

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  3. Siempre he considerado a dicho general ruso como el mayor héroe de guerra jamás existido. Inspirador que haya una persona con cerebro y sangre fría entre tanta cadena de mando y "yo me limito a pasar el mensaje y me lavo las manos".

    Por cierto, me sumo al juego de adivinar la identidad... Liumeg, te propongo un juego en el que te iré poniendo increíbles pruebas a cada cual más difícil en la que tu ingenio, inteligencia, paciencia y minuciosidad serán puestas a prueba. Puede que algún día logres saber quien soy, puede que nunca lo sepas y caigas derrotado en un intento desesperado por conocer mi identidad. Puede que...
    Mierda, tengo que colgar, estás viniendo del baño.

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  4. Por cierto, el reto está echado.
    Nunca lograrás saber quién soy...

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  5. jajajajaj que crack, me ha gustado mucho la historia y aunque no es exactamente de mi época me acuerdo bastante de la peli :)

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  6. Del baño... puedes ser de miles de sitios, pero por la fecha y hora del comentario las posibilidades se reducen.

    Aunque he de reconocer que esto es verdaderamente difícil, tienes que ser alguien con un sofisticado equipo, sino como ibas a escribir un comentario de un blog con un teléfono u otra cosa que se "cuelgue"... ¿un iphone que reconoce la voz y la transcribe? Quizá...

    Seguiré pensando al respecto.

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  7. a) Lamentablemente, los ordenadores también se cuelgan, aunque no en el mismo sentido.
    b) Cuando escribí eso todavía no tenía mi sofisticado equipo móvil de transcripción y envío de paquete de datos que, por cierto, has estado usando todas las navidades para enseñar tu blog a la familia.
    c) Vamos, que lo de "colgar" era por darle un toque cómico al asunto.

    De todas maneras creo que el reto de saber quien soy te supera, al menos de momento. Iré entrenándote con sofisticados a la par que ingeniosos retos intelectuales del más alto nivel (que mi abuela solía llamar adivinanzas y acertijos populares). Éste sé que te va a encantar:

    ¿Qué es amarillo y cuando le das a un botón se pone rojo?
    Efectivamente, ¡un pollito en una batidora! (Bueno, perdón, que ahora se dice minipimer, es que en mis tiempos...)

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  8. Mi primer día con 26 tacos y escribiendo gilipolleces en tu blog, qué mal llevo la edad macho...

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  9. oigni, algunas cosas:

    Pareces ser de mi familia, aunque escribir "quién" interrogativo sin tilde me hace dudar de ello. Seguiré investigando.

    Por cierto, yo más que minipimer diría termomix.

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