El Lunes de Aguas

Os voy a contar una anecdotilla (que algunos ya sabéis), pero antes, un poco de historia....

Lunes de aguas (2 de mayo, el de después de Semana santa). Este día es medio festivo en Salamanca. Digo medio porque por la mañana NO es festivo, pero por la tarde sí. Para entender esto, es necesario irse al origen de la tradición. Como todos sabemos, una de las cosas que nos dicta nuestra gran religión es ser puros durante las casi seis semanas que dura la Cuaresma, es tiempo de sacrificio y penitencia, por lo que la abstinencia en algunos ámbitos es cuanto menos, recomendable. Uno de estos ámbitos es sin duda el de la carne y para asegurarse que no se probaba en ninguna de sus manifestaciones (o al menos, en las quizá podrían ser las más suculentas) echaban a todas las prostitutas de la ciudad. Bueno, no las echaban fuera, pero sí al otro lado del río. De esta tarea se encargaba un cura conocido popularmente como el "Padre Putas", el cual no solo las acompañaba sino que se quedaba cuidando de ellas durante ese tiempo (aunque si lo miráis en la Wikipedia veréis que pone que lo hacía durante todo el año http://es.wikipedia.org/wiki/Padre_Putas)

El caso es que, cuando por fin se acababa la Cuaresma, los mozos de Salamanca, con gran alegría y excitación, cruzaban el río, se traían a las mujeres del viejo oficio en barcas y hacían una gran fiesta, de la que no sé los detalles pero sí me los imagino ¡Por fin había llegado el Lunes de aguas!

Actualmente la fiesta (o semifiesta) se mantiene, pero lo de las putas ya no se lleva (lo de echarlas, me refiero), así que se traduce en una especie de pic-nic multitudinario a orillas del río Tormes (que por cierto, es un río de verdad, y no como el que separa Triana del centro) tomando la comida típica del tía,  "Hornazo" que es como una empanada con lomo y chorizo que está muy buena.

Pues bien, una vez puestos en contexto, voy a contar lo que me pasó (que va a durar mucho menos que el contexto en sí, como podías prever los que ya me conocéis).

Estábamos Íñigo, Marta, Juan Pablo, Curro, mi prima Susana y yo sentados por ahí disfrutando de un gran día y una gran comida cuando de repente se acerca una chavalita (muy mona por cierto) con el pelo rojo y me pregunta: "Oye, tú eres despistado?"

Evidentemente me quedé loco y toda la gente con la que estaba lo flipó (aunque no más que yo) e incluso recuerdo que le pusieron la mano para que chocara. Yo le dije que sí y me dijo que me conocía del Micro Abierto. Me dijo que le gustaban mis actuaciones, que bueno, la poesía y la música estaba bien, pero que lo que más le gustaba eran mis anécdotas y que, de hecho, iba principalmente a verme a mí. Ahí claro, lo flipé aún más. Yo ya no tenía pensado volver porque la verdad es que me había causado bastante estrés las últimas veces, pero cuando me preguntó si iba a ir esa noche, todos los que estaban conmigo aseguraron que sí e hicieron la presión suficiente como para que accediera (que en ese estado, no fue mucha). Así que nada, nos hicimos par de fotos y la chavala se fue.

Por la noche, cuando me vio en el micro se puso muy contenta y me agradeció mucho que hubiera ido. Me guardó un sitio en la mesa de sus colegas (nunca antes había estado tan cerca del escenario, ni siquiera cuando presenté) y en verdad apenas hablamos. En el descanso se fue (yo ya había actuado) y me dijo que se iba a pillar la colección de anécdotas (ahí graban todos los Micros) y que iba cuando la tuviera, vendría a que se lo firmara. Me quedé 0_o again.

Y nada más, esa es la historia de mi primera (y única) Grupie. Lo más parecido que me había ocurrido hasta ahora es que unas chavalas me dijeran 

"oye, tú eres el de los bollos?, es que desde que escuchamos tu anécdota en la Casa de las Conchas, cuando vamos a meternos droga siempre decimos '¿qué, nos vamos de bollos?"

 Cosa que me hizo gracia, creo que nunca antes había implantado una expresión en un grupo de gente que ni conozco.

Aquí acaba la anécdota, a ver si me pongo con alguna más.

Hasta luego.